Apagué la luz para no ver mi sombra,
Guardé silencio para no escuchar mi voz.
Me refugié en mi cueva para protegerme
Sin darme cuenta de que mi enemigo era yo.
Cada día sacaba mi espada
Esperando enfrentarme a un gran batallón
Que uno no entiende de miedo
Cuando el miedo te muerde sin compasión.
La lucha pareció eterna
El enfrentamiento no daba respiro
Menos cuando esa lucha es interna
Y el desazón no cabe en un suspiro.
Y con mi espada limpié el camino
Dejando a un lado lo que me impedía ver
Que en la vida no hay tantos peligros
Tan sólo los que uno quiera creer.
Que creí que el aire era frío
Que el sol quemaría mi piel
Que la vida era un turbulento río
Y el camino tendría sabor a hiel.
Y entonces aprendí a ver el alba
Sin pensar cuánto tiempo tardaría en desaparecer
Viviendo con plenitud cada mañana
Disfrutando así de cada atardecer.
Pero olvidé que el miedo estaba agazapado
Pensando en el momento para volver
Me encontró desprevenida a cielo abierto
Y corrí a mi cueva para desaparecer.
Y el miedo se rió de mí
Como en tantas ocasiones había hecho
Y yo pequeñita me sentí
Pensando no jugar el mismo juego.
Que sólo un momento le concedo
Por ser ya viejos conocidos
Pero mi espada empuño al miedo
Y al miedo le dejo herido.
Apagué la luz para no ver mi sombra,
Guardé silencio para no escuchar mi voz.
Me refugié en mi cueva para protegerme
Sin darme cuenta de que mi enemigo era yo.

Imagen propiedad de Misho en http://www.pexels.com